No era miedo,
lo que temblaba era la superficie del espejo
a cada pisada, era la sobredosis de atención
que aceleraba el pulso, uno habló de la muerte
y no era lo peor, se oyeron ruidos
como de huesos que chocaban,
huesos pelados, amarillos, no como los de carnaval,
los dientes apretados para evitar el trrrr de terror,
la sombra quieta en una esquina de la estancia
jugando al ajedrez monástico, con un señor antiguo
que se parecía al jugador de Bergman.
Zona B:
Israelíes: dudáis y al dudar abrís la puerta a soluciones diferentes. Ellos también son seres humanos con historia a los que la mala suerte acompaña hoy como en otros tiempos os acompañó a vosotros. Dejad que ocupen su lugar y encontraréis el acomodo para vivir en paz con ellos y con vosotros mismos.
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