domingo, 1 de julio de 2018

Arqueologías



Asomado a ese balcón sin barandilla
del verano, pienso
que a buenas horas llega,
con disfrazado disimulo, el sueño
reparador de la vajilla rota.

Todo 
lo que la rueda pisa, lo destroza,
y rueda es esa historia
de los amaneceres incendiados
de rebeldía y de pasión, como si ya
nos diera igual tormenta que llovizna,

ahora
que ya no lleve, ahora
que todo empieza a craquelar
igual que la cerámica del sueño.

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