de resultas de aquello
Y resultó que era la muerte
aquella que cojeando
se acercaba a las primeras casas
del pueblo en ruinas.
Buscaba una dirección
y ni los gallos
de la madrugada conocieron
aquel idioma torpe que tocaba
en las puertas deshojadas
con un lacónico toc toc.
Hubo de ser el agua la que hiciera
borrón y cuenta nueva, con la muerte
flotando ahogada sobre el pueblo
inundado en el ochenta y siete.
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