La imagen congelada
Gocemos de ese filo
sin estrenar aún del buen cuchillo,
del que te agrede casi
si lo miras sin gafas, limpio
color de acero virgen,
sin sangre todavía ni siquiera
migas de pan en leva mercenaria,
aceptemos, no obstante,
que algo de fe es preciso para darle
a abraham permiso para usarlo,
aunque se vea listo,
afeitado y oliendo
a dios sabe qué perfume
de zarzas incendiarias.
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