lunes, 3 de abril de 2017

Malditos héroes

Y ¿qué decir de Orestes? su leyenda se alza mutilada como la serpiente a la que han cortado la cabeza y mantiene erguido el cuerpo unos instantes como esperando que su voluntad se perpetúe en una nueva vida. Hay copistas que eluden los pasajes turbios pensando más en el resultado de sus trampas que en la coherencia de los planteamientos. Otros simplemente llaman "orestes" a todas las pasiones derivadas de la desconexión entre ambición personal y miedos colectivos.¿Quién pesó más en su balanza, Electra o Ifigenia, o ambas fueron un pretexto para cerrar el círculo que desde antiguo había sido diseñado para todos los que se cruzarían en su camino? Y ¿fue merecedor Agamenón de tan arriesgadas peripecias para vengar su más que merecida  muerte? Todo héroe tiene asegurado un final más trágico que oscuro, debido a la admiración exagerada que su papel de comparsas levanta en la credulidad de los demás mortales. Actúa aquí eso tan volátil conocido como la llamada del abismo. Los infelices héroes se suben a un caballo enloquecido y afectados por un simulacro de intemporalidad padecen un mareo ineludible que enturbiará sus ojos hasta sumirles en esa zona ciega que ni es de hombres ni de dioses.
En estas circunstancias la única salvación vendrá por la memoria, que les enraíza con un pasado poco hablador o simplemente mudo, pero garante de unas cuantas realidades básicas para saber de dónde vienen y hacia dónde pretenden dirigirse de forma autónoma, no como marionetas de un fatum caprichoso.

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