viernes, 29 de junio de 2018
Hipnótico
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Los ojos de la tristeza los diseña
la luz de un día cualquiera,
alzada la mañana, sin el corte
duro de sombra contra sol.
Mirad ese ojo
de langosta parda, grande, sideral
como aparición extraterrestre,
pensativo y escultórico.
Un ojo terrible
aunque no parezca ver, de jade
lento y encriptado, ¿miedo?
Miedo a qué,
si todo lo visible cabe
en el ensimismamiento y la quietud,
tan superpuestos, tan articulados
como un artilugio biomecánico.
Luego diremos
que la realidad se presta a magnetismos
de los que es difícil escapar.
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