Pintor de trípticos
Para que el vuelo se alce
es necesario el equilibrio.
Él mira con calma, delimita
cada frontera de color, atento
al dictado de signo y pensamiento,
porque volar, volar
sólo la pregunta vuela.
Luego busca un lenguaje, pule
el cristal afilado y zurce
el desgarro polícromo del agua.
Lo tridimensional se opone
con repugnancia al tacto y urge
distancia, mucha, mucha distancia.
Peces no, los peces sobran,
como en las fábulas de Esopo
están de más los animales.
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