lunes, 1 de julio de 2019

Hayas





Quizá ese verde de los líquenes
me lleva a la penumbra del hayedo, 
en él se aquieta el tiempo
igual que un ciervo precavido
moteado de silencio y compostura,

nadie abrirá la puerta
para que pase el ruido, centenares
de columnas azules soportando
una dormida catedral, donde la yesca
corintia restablece
un orden natural de arquitectura,

vence
la inclinación del monte,
que todo ruede lento,
los abismos
duermen siempre en tu interior. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario