Pensar en vano
Percibo esa humareda perfumada
entre el fermento de las hojas
caídas del otoño, son auras
de difícil atuendo que se quedan
desnudas al primer rumor,
naturaleza frente a gracia, sombra
frente a reflejo duro,
y no hay filosofía que la salve
de la autocombustión ni cabe
consuelo a la final melancolía
que deja la ceniza,
queda
en lugar secundario el hilo blanco
del pensamiento, el lazarillo
al que nos agarramos cuando pintan
cuaresmas y abstinencias.
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