Piedra de romance
Sigo el espectro de un amor,
doña cautiva, que se opuso
blandamente al crepúsculo
con la voluntad forrada
de una seda violeta,
fruto de años y años
de reclusión y vigilancia,
la no frontera
cruza el puente
de los ojos góticos, sus lágrimas
de amatista, sus lamentos
de agua calcárea me dibujan
una malestar antiguo y blanquecino
sobre el mapa
del territorio original.
Nadie antes que yo podrá encontrarla.
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