jueves, 26 de abril de 2018

F. V.


Cuando Vilon miraba
su arriesgado futuro a través del agujero
de la soga, le pidió al amable carcelero
que la engrasara y la dejara
colgando al sol para que el sebo
la hiciera más flexible.

Mientras se descolgaba hasta la calle
pensó aquel título
provisional de Testamento
y dejó sus iniciales
en la pared, con la leyenda:

Salud a los ahorcados, y que los jueces
puedan seguir jugando
a sus vaivenes favoritos:
la comba y el columpio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario