viernes, 27 de abril de 2018

Zoos y Zeus


Cuando Esopo
se miraba al espejo, la risa
le hacía entrecerrar los ojos,
de esa forma 
su fealdad se transformaba en algo
tan cómico y alegre que olvidaba
rematar sus fábulas con ese rabo
de cerdo que ahora todos
llamamos moraleja.

Sólo Grecia
fue capaz de dioses sonrientes.
Por eso permanecen.  

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