domingo, 14 de abril de 2019

Con lo fácil que es no darse cuenta




¿No es extraño
que el aire venga
con ese talante coloquial, tan verde
como las ramas donde se columpia,
tan familiar que se permite
hasta volar las faldas y arrancar sombreros,

que hable
un idioma comprensible
sin necesidad de traducción,
que empuje puertas y despierte
al bebé que acabas de dormir,

que sueñe
en breves intervalos lo que casi
te ha costados a ti siglos de sueño

y que encima se permita
la final chulería del saludo
a lo militar poniendo
el dedo horizontal sobre la sien?

eso no voy a tolerarlo.

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