sábado, 27 de abril de 2019

Dejado ahí como un escombro





Sigue ahí
la cerámica indefensa del palomar,
troneras suspendidas en el cielo
ya sin palomas, sin halcón, sin aire,

el círculo de adobe con un techo
de juguete mordido, ese castillo
de la avutarda medieval dejado
como una enorme piedra en la llanura

quiero
que regrese el humo blanco
de la liturgia, los aromas 
a sol y a cereal en los veranos
de soledad e inquisición, los huevos
de codorniz trepando
desde la visera de Delibes
a los bancales castellanos, lejos
de cosechadoras y cuchillas,

que todo el miedo 
lo despierte la zorra cuando husmea
buscando el desayuno.

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