Diciendo nombres al azar
Se acerca proponiendo enigmas
o nuevas formas de mirar,
es el nombre de las cosas, torpe
y afligido porque sólo
acaricia la piel o roza
la interior madera de una inteligencia
perezosa y muda,
nada dice
de la lógica negra
del sol contra materia
que da sombra y define contornos,
la luz está tan dentro
que no hay noche posible cuando rasga
la piel y aflora
temblorosa la voz recién nacida.
En ese instante
cualquier nombre es posible.
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