viernes, 14 de junio de 2019

Las hiladas antiguas del rosal




No tiene espinas esta
cóncava semilla enrojecida
del escaramujo, tampoco sueña
con el blasón bastardo del rosal,
entrado ahora en carnes, 

una pregunta, sí:
cómo ha de ser la herida cuando llega
a manifestarse en pleno
la sensación de plenitud,

no todo
es dolor en el acto 
de describir la piel rasgada, sigue
primando ese color de yema verde 
con sabor a acedera,

y sobre todo
su columnal empeño
por mantenerse erguido cuando suena
el miserere gregoriano y se amortiguan
las últimas bengalas del crepúsculo. 

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