Del antifonario
Que regrese la vanitas uncida
a las vacas hambrientas de la biblia,
dios no da de comer pero requiere
altares suculentos, grasas pingües
para alimentar su eternidad
y a veces
con las manos manchadas de una sangre
de catálogo urgente nos enseña
a dibujar su quinto mandamiento
con colores ambiguos,
de aquel cuervo carnívoro
vienen estos gorriones.
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