domingo, 1 de septiembre de 2019
La inercia del exámetro
Poblar de arcadas ese mar,
que no haya sombra libre,
las velas incendiadas
de viento y aventura,
ulises era un ciego más,
un encerado atado al palo largo
listo para grabar las experiencias
en la letra cursiva de una escuela
que sólo entra con sangre,
vuela a mí, caribdis, ramonea
tu espuma venenosa por la frente,
que recuerde la parte de la historia
más inverosímil, la canción más procaz
y que me duerma
con esa nana saturnal del miedo
al naufragio en la tierra.
Siempre nos queda homero.
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