Luz menguante en las yemas
Al atardecer
entró el murciélago
rompiendo el terciopelo
tenso de la habitación,
fru fru de velas
apagándose a ciegas, tacto
de una humedad ya seca
y el camino
entrecortado de una respiración
externa a los pulmones,
no sabes a quién busca ese cansancio
de interiores oscuros, los alambres
tramposos azuzando
al volador autista que devana
el hilo interminable
de una parpadeante dirección.
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