Todo apunta a un edén con vallas
Lluvia en unos ojos
azules, la dulzura
de junio en una cesta
de cerezas unidas todavía
al amparo materno de la hoja,
descorridas cortinas dando paso
al acertijo de la desnudez,
la fruta vuelve
a estar prohibida, alta
como sueño de zorra,
retadora y procaz
como esa ropa salpicada
con la sangre amarilla
del primer homicidio imaginado.
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