Velocidad constante
La alegría es que todo
esté en su sitio,
que pieza a pieza el mundo suba
como una levadura
hasta la conveniencia,
lo solo
ha de palpar con suavidad sus límites
midiendo la invasión de lo posible
antes de regresar a la teoría
de la soledad, con lo copioso
embridado y a punto
de diluirse en el troquel,
pero teniendo en cuenta
que en toda elipsis se enmascaran
las servidumbres de lugar y tiempo.
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