Hasta aquí llega el caz,
una alberca sonora, los ladrillos
de pan cocido, a regañadientes conseguimos
que el jazmín huela a jazmín,
-aún no es mediodía- mientras las palomas
inflan de rumor la sombra,
podría aislarse
sobre el enlosado del silencio
la rezadora estrofa que levanta
el chorro de agua (tantos
siglos de aprendizaje para
que todo siga siendo
tan original como al principio).
(Texto y fotografía, A. Díez)
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