martes, 16 de abril de 2024

Así suena el diez y seis, con aire quieto, inusitado hervor en esa sombra dibujada en la acera, nada sabe abril de profecías, si él nació sin ojos, igual que los pollitos de gorrión, luego aprendió a copiar sonidos y ahora nos confunde con su arsenal de melodías grabadas en estudio

 




Subir en blanco

por esa cuesta, cualquier ruido distrae,

arriba brilla una lata abollada,

se une el sol con la miseria alegórica del aluminio,

canta -mejor, gotea- el picapinos, busca

el lado blando del amor contra el dolor agudo de cabeza,

no es bueno, o tal vez sí, ese fatigoso golpeteo

en busca de gusanos, se fabrica 

una manera de mirar el mundo desde el agujero de la entrada,

cristal menudo el aire y al otro lado 

el dulce moho de la oscuridad.



Zona B:

No es tolerable que todo el mundo esté pendiente de un neurótico asesino. Nos merecemos dirigentes con raíz humana, no esas alimañas sanguinarias que recorren el desierto.

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