viernes, 5 de abril de 2024

... cualquier mano atrevida podía levantarse allí y proyectar su chinesca burla sobre la cal del muro, arriba estaba detenido el trampantojo de la araña, dibujo verosímil de lo que es mentira; un bedel con librea revisaba una a una las mochilas y requisaba temporalmente cualquier instrumento digital; el rey asirio se reía

 



Él se vistió de gris usando

la desnudez fingida de los pobres,

no era dios o no lo parecía

visto desde el filo de la mendicidad, refugio

de temores altos, con temblor de hocico que se acerca

alimenticiamente hasta el veneno, 

nos preguntábamos

si alguien que trabajase la madera 

se atrevería a convivir con algo así, 

firmar abajo con su nombre, no avergonzarse de él

y hacerle libre una vez insuflada la materia,

acaso el mundo estuviera regresando a los temblores de la maternidad

sin depender del aire humedecido de la primavera.



Zona B:

Se veía avanzar por el desierto la gran muralla de la arena. Nadie la empujaba. el viento mantenía su neutralidad, pero empezaba a oírse el rumor inequívoco, lejano, del simún.




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