domingo, 28 de abril de 2024

Quiso aquel dios menor, virrey, espantapájaros o sombra esclavizar al mar con los amarres de un puerto de juguete. Quiso borrar las rutas infinitas que en el agua aparecen cuando la voluntad se viste de aventura solidaria. Y dejó en la oscuridad el litoral, propagó la peste y el caballo escuálido del hambre recorrió el territorio como un fantasma del apocalipsis

 




Sería así como se accede al canto

entre el verdor rojizo de lo nuevo,

sucediendo lo mismo que el dolor en la escritura,

gota a gota, subiendo por milímetros, a punto

de convertirse en pájaro o ramaje o despilfarro de abril,

dejándose la piel entre las zarzas aún dormidas, forzando

unas tablas que saben a victoria en el portal de mayo,

sucediendo, subiendo, convirtiéndose en nota

lo mismo que el jilguero se convierte en milagro,

y servirá de algo saber cómo sucede

más allá de pararse, alzar la vista y escudriñar sin ver entre el ramaje

el lugar donde nace o se supone

el inquieto milagro de la música?



Zona B:

Moisés concitó su mala suerte al golpear la roca por segunda vez. El agua que manó era agua amarga. Acaso una ya fuera demasiado, pero dos era como desafiar al destino caprichoso.                                                                                                                                      (Profecías laicas)



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