sábado, 1 de diciembre de 2018

Se ve el cartón





Llora el padre al hijo espiritual, 
los chorros de serrín imitan
al surtidor y a la sufrida lágrima, 
pulido el gesto de puñal con el que suele
disimular su amor y su blandura.

Pero nadie consigue emocionarse, 
es tanta la pobreza de recursos
que la historia se ahoga en el guiñol.

Una 
cosa te digo, si no fuera
por ese olor a entraña maderera
le prendería fuego
al metaforismo exagerado
de esta etapa tan triste de la vida.

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