jueves, 28 de noviembre de 2019

La sed y las espinas




De los paseos por el campo
queda aquella sangre verde
de los desollados brotes
del escaramujo adolescente,

era la sed en el desierto, llama
que ni alumbra ni quema, ciega
tentación de espinas, hambre
ritual de desnudeces
a las que arrancábamos la piel
con crueldad circunfleja,
igual que al hijo de Tôlmay,

y aquel sabor
tan femenino y saturnal hoy sigue
quemándonos la lengua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario