martes, 26 de noviembre de 2019

La música obsesiva




Por las crónicas
supimos de aquel lúdico sonido
que acababa siempre en destrucción,

hacían arder las casas y buscaban
el oro en las pavesas que volvían
a caer en sus manos, 

jamás había sangre, una palabra
pronunciada al revés, en otra lengua,
pero el llanto ayudaba 
a sofocar las llamas
y el olor a ceniza conservaba
vivos los alimentos inmolados,

la barbarie
nos subió a su regazo
y nos dio de mamar,
había que apurar esa experiencia.

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