Entre las rocas
Que vuelva a ser acantilado
tu desazón, que el vértigo alimente
tu afición al vacío,
que suene
a galerna tu mano
cuando acaricie el lado herido
de tu furor,
has pisado con tu pie desnudo
la quietud del erizo,
oyes al dolor subiendo al cielo:
mira
por dónde vas.
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