Mira, ya han liberado
a ese intérprete de jazz
que molestaba tanto con su música,
va por la calle mirando su reflejo
en los escaparates,
apuntando con el índice sonoro
a quien se cruza en su camino y murmurando
oraciones blasfemas
contra el uniforme oscuro de la policía urbana,
todo susurrado, sin acordarse apenas
de su profesión y del lenguaje
sincopado que aprendió del saxo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario