Un dolor ahí,
en el claroscuro del barroco,
con lo lázaro ya puesto a ventilar tras el milagro,
luces medio apagadas en el límite,
como si fueran ojos de animal acechando en la noche,
que pintara un cuervo casi azul contra el embuste de lo negro,
a Caravaggio le costaba la anatomía de las aves
pero pintaba de memoria la mirada astuta del truhan,
el blanco amarillento de unos ojos
acostumbrados a penumbra y al humo de las velas
y sobre todo al fogonazo breve de una daga
que espera la ocasión para atacar.
Zona B:
Nadie se atrevió a exigir responsabilidades a Israel por el ataque en aguas internacionales a la flotilla de la libertad. Se le permite todo en nombre de no se sabe qué. ¡¡VERGÜENZA!!
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