Aún se usaba aquella lengua
de lezna e hilo de bramante
para salvar el desgarrón entre nosotros
y los penates familiares,
ellos siempre callaban
y te obligaban a elevar la voz
con la oración mil veces repetida,
alzada como una cardo en el rastrojo
sin más espectadores que los cuervos
que no dejaban de graznar.
Zona B:
Ahora el dios bufón dice que en dos semanas decidirá la suerte de millones de vidas. Y se va a dormir tranquilo, como en los tiempos del Antiguo Testamento.
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