Desde arriba
el gran oso de piedra mira,
una duda olfativa le arruga la nariz,
bizquea hacia el reflejo azul de la caliza
copiando en sus pupilas el polvo añil de los arándanos,
el lado norte de su garganta se protege
con una bufanda salpicada de musgo y líquenes,
hacia el este la agreste rozadura de un paisaje lunar
y la frontera entre las tres provincias donde el verde
es la moneda universal.
Zona B:
Una vez consumado el genocidio, habrá que reinventar el mundo, dejar de lado la vergonzante hipocresía y convivir con esta infamia consumada por quienes fueron víctimas de la anterior con la complicidad de todos nosotros.
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