lunes, 17 de febrero de 2020

La lámina XV





Bartolomé Bermejo decidió
presentar al prelado con un rictus
de cuaresma cerril, sus oros
embarrancados y subidos
de tono se colgaron
de sus hombros caídos como capa
pluvial bajo paraguas,

y ahí sigue
la ceremonia interminable,

quizás la vanitas
termine haciendo su trabajo:
le dirá al personal que no merece
la pena tanta pompa
si lo que ahora luce ha de venderse
como teológica quincalla 
antes de que el gallo vuelva a cacarear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario