La sentencia de los días impares
Mirad si hubiera
mayor dolor o miedo
o negación
que ese
revoloteo torpe o esa
palpitación cegada
de presa en red,
no hay alas
ni garras ni plegaria
para redimir la culpa
de haber buscado el cada día
como un pan que rueda cuesta abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario