jueves, 9 de abril de 2020

Emprender jornada




Enséñame a caminar sin pies,
descolgando los pasos sobre el hilo 
de un vacío lento,

me subiré a los muros
de la cautividad y daré forma
a los alocados pensamientos
con que mi adoración se adentra
en lo oscuro y de él regresa
con desnudada ingravidez,

que no vuelva a agolparse
la cotidiana forma 
del polvo sobre el filtro del sueño,

porque nada es
sin haber sido antes soñado.


Zona B

Cada día cuesta más acostumbrarse a este obligado culto a la ignorancia. Alguien nos ha cortado la luz, pero nos sigue pasando el recibo para que sigamos soportando la oscuridad sin sensación de alteración de la costumbre.
Ante tantas teorías de la conspiración dejadas a secar el aire de una ciencia con anteojos, uno piensa si no será la negación la gran teoría, esa que todo lo niega para que el pensamiento siga por el carril, mientras la evidencia se nos oxida ante las narices. El sistema ha quebrado y la única manera de seguir manteniendo su viabilidad es dejando que los poderes nos lean la cartilla cada mes, nos pongan deberes y pasemos un infinito examen del que jamás conoceremos la calificación.
Todos estos virus acaso se generen en el modelo capitalista de producción, que rompe los usos naturales, administra antibióticos innecesarios que provocan la aparición de organismos resistentes, en la alimentación de las supergranjas con transgénicos de dudosa ralea y en el procesamiento de todo aquello que llega a los supermercados y acaba en nuestras mesas.
El panorama recuerda demasiado al juego del elástico, que te permite cierta holgura, pero siempre acaba reconduciendo tu ingenuidad a la vereda de siempre, al dogma político que todo lo sabe y todo lo dispone para el bienestar colectivo.
Un nuevo despotismo ilustrado. Veremos que hay detrás de todo esto, si nos dejan.


No hay comentarios:

Publicar un comentario