viernes, 3 de abril de 2020

Los oros del trascoro





Las angelologías
raramente se conforman
con aniñar los coros que bostezan
solemnidad y circunstancia armónica,

los cantores
saturan las alturas como polvo
de divina polilla y a menudo
se cuelan en las páginas adustas
del facistol buscando
el escalofrío gregoriano,

toman prestadas las fatigas
primaverales de vivaldi o los antojos
de bach para asomarse
como piojitos verdes a las barbas
desaliñadas de dios padre,

pero nunca 
parecen muy felices.

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