Los añicos del júbilo
Baja el arroyo con caudal
de desperdicio y fiesta, pulcro
de basura y esfuerzo,
como el cansancio de la vida,
se fue el silencio cuesta arriba
y las escobas ramonean
entre el polen oscuro que ha dejado
el enjambre de la celebración,
nos queda ahora
regar la piedra como si algo
de su frialdad le hiciera falta
a nuestras germinaciones de volcán
para hacer el aire respirable.
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