viernes, 1 de diciembre de 2017

La inmortalidad de la memoria

Lo peor no es morirse, lo que debe
levantarnos en armas contra el tiempo
es la inmortalidad de la memoria.

Ese rubí plomizo que alardea
desde la oscuridad de seguir siendo
la sangre de la historia, debería
licuarse y ofrecernos la luz roja
con que las emociones se revelan
y vuelven a vivir sobre el papel.

La realidad se afila y sus perfiles
de sucinto esqueleto apenas logran
rellenar los espacios donde vida,
memoria y esperanza se conjugan
en un tiempo verbal aproximado.

Acaso esa presbicia madurada
en el continuo ojeo nos empuje
a vallar entre campos de cultivo
una vereda antigua, renunciando
a dar protagonismo a las espigas.

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