Figuradamente
un rumor de vajilla, tinti-
neando menudo como sístole
de grifo sobre un mar de acero
inoxidable.
De repente un estruendo
de vidrio o loza, formas
distintas de decir adiós,
la una transparente, la otra ronca
como voz de pregonero,
dibujando un apunte
de vanitas con floripondio
y caja de enterrar alhajas, todo
sin un crujido previo o grieta
precursora, zas, de golpe,
en un escueto suma y sigue.
Qué funeral le harías
a ese objeto cóncavo ya liberado
de utilidad, tan plano ahora
tras la desconexión, como una lágrima
caída en esta página?
No hay comentarios:
Publicar un comentario