Una pausa tras la celebración
Debajo del escombro,
entre dalias pisadas
reposa el dios decrépito del polvo,
su corazón flotante
lejos de ponderación o parecido,
se atisba
un concierto pactado con el viento
para elevar figuras que perduran
el tiempo necesario para darse
a conocer y luego,
confabuladas con la luz,
perderse en diagonales deslumbrantes,
asístele en su ciega creación,
sus siete días marginales, sueño
y zozobra porque el tiempo
parece haberse detenido.
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