Hoy han sonado en los cristales
los nudillos del invierno,
algo en fuga se insinúa
como disculpándose y se escucha
el batir de unas alas de trapo,
lo que vuela es eso
que abandona su peso en los aleros
del tejado, la mímica del viento
que ni tiempo ha tenido
de vestirse de otoño y sufre
al resbalar en gotas saturadas
por la transparencia del cristal,
también esta prisión de incertidumbre
pone límites a nuestras ambiciones.
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