martes, 22 de septiembre de 2020

Leyendo a Simic


Me asaltan dudas

al navegar contra corriente

por los versos bravos de C. Simic

cuando te hablan de hollín o te describen

los colores ambiguos de los bares 

donde comulga casi a diario,


o cuando eleva un salmo 

entre el incienso laico

que salen de los tubos 

de ventilación del suburbano,


todo macerado y confundido

como si enviara una postal escrita

con los infinitos modos

gramaticales de babel.

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