Qué mérito defiende
quien de improviso llega
a aliviar su cansancio bajo el árbol
de las cerezas rojas,
y entre sueños recoge
aquellas que los pájaros picaron
por su oportuna madurez?
esos zarcillos
que inflan tu vanidad
se pudrirán en tus orejas
y nada será tuyo sino el viento.
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