Vine hasta aquí
traído por el viento,
empujado por algo oscuro
que brillaba en la noche, era
una conciencia ciega, dependiente
de la mano lázara del tiempo,
regresado del valle
de la muerte, ese
donde los lirios son azules
por convicción, no por el miedo
a ser comidos por las vacas
como un simple forraje.
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