Se percibe aquí
el tufo viejo de la historia,
hay material de noble artesanía
asomado al ventanal común
de la pared -no celosía-,
unos sillares presos en esta arquitectura
asoman como canecillos aferrados
a la ubres infladas de los ábsides,
acogen fauna y reproducen flora
entre capiteles y volutas,
de ortigas y cicuta se corona el fauno
al ver que triunfa su lujuria
frente al recato monacal
y las grajillas gritan
la antífona dentada de las horas.
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