Un aire pegajoso
de pino y jara
baja por la cuesta,
me da en la cara,
el humo de los trenes
se ve a lo lejos
demorando la prisa
de los vencejos,
repican las campanas
como si fuera
la fiesta de los mayos
en primavera,
ves de repente
que el tiempo y la mirada
son divergentes.
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