Pudiera ser que ese corzo
que sorpresivamente se detiene ante tu coche
en una carretera de montaña
y desde la nieve te sugiere
que des media vuelta
y regreses a casa donde sigue
esperándote ese libro
que hace días alertó tu conciencia
sobre un enigma impenetrable,
sea sólo un emblema del abismo
que la ventisca no te deja ver.
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