jueves, 23 de noviembre de 2017

Miradas

¿Quién dijo que mirar es solamente
una respuesta química del aire
al emulsionarse con la luz?

La mirada es un signo impertinente
de interrogación, algo que tiñe
de duda nuestros ojos. Conocemos
el resplandor falaz de la evidencia
y aceptamos lo oculto como un débito
a nuestra pereza inquisidora.

La realidad no se desnuda
sin percibir el íntimo peaje
de la prostitución, como si fuera
un contrato por horas que nos abre
la orgía de las formas.

Se paga por mirar. Pero hay monedas
de un oro sensorial que te permiten,
además de mirar, ver, solazarte
con la carne sensual de los objetos,
penetrar en el sexo embrutecido
de la materia y transformarla
en esa compañera inseparable
de tus sueños nocturnos.


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