Porque tan difícil como irse
es regresar, tender el viaje
de vuelta, ya vencido, como un puente
entre la realidad y el sueño.
Se deshace la vida al desplegarse
el mapa cardinal de tus andanzas,
lo que diste sin deuda, lo adquirido
en compraventa o canje,
lo que vence sin prenda, los avales
saqueados por el tiempo, todo eso
arruina tu despensa y compareces
ante tu propio amor tan indigente
como empezaste el recorrido.
Y así yo vuelvo, de la mano
de un fantasma que a veces se ilumuna
y otras arma su noche. Me demuestra
la inutilidad de los deseos
y de las promesas, donde todos
empeñamos nuestras mejores galas
para acabar desnudos a las puertas
del invierno que llega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario